En el lugar
donde trabajo hay 2 chicas muy simpáticas, a las que siempre les ilumina una
gran sonrisa, y siempre que pueden se quedan un ratito conmigo regalándome
simpatía y alegría.
Hacía tiempo
que no veía a Ely y me extrañaba el hecho de que no apareciera por allí.
De buenas a primeras me la
encuentro con un pañuelo en la cabeza. Se me partió el alma, no sabía de qué ni
como hablarle, en tres palabras, me dejó sorprendido. Pero mira por donde con
su habitual desparpajo y simpatía, me comenta toda la travesía que está
atravesando, demostrando un ímpetu, una entereza, una alegría y unas ganas de
luchar, que me sorprendieron aún más.
Por supuesto,
con esas ganas de vivir, Ely era y es imbatible, ¡No se puede con ella!, no
señor.
Al poco, la
vuelvo a ver como siempre con esa alegría contagiosa y me da la alegre noticia
de que se terminó esa andadura por la que iba. Que por fin, todo había acabado
bien para ella.
Bueno, pues pensando en tener un
detalle con ella y su amiga Kety, les hice está pequeña tartita, en la que no
sé si lo logré pero intentaba reflejar, tanto las ganas como la alegría de
vivir y el entusiasmo que esta maravillosa criatura siempre irradia.
Un besazo desde aquí para estas
dos maravillosas amigas.
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