Me llama mi
Amiga Puri (una bordadora de mantos de Vírgenes, que es una verdadera artista),
para ver como estamos y si seguimos en Mojácar (Almería), dónde fue la última
vez que me contactó este verano, mientras estábamos unos días en casa de unos
amigos de allí. Como yo he estado trabajando un tiempo en esa zona, pensaba
ella que aún estaba yo por aquellos lares.
Le comento que
no, que estoy en Sevilla y que sigo con el tema de la repostería, a lo que me
dice que su hijo cumpliría años la semana próxima y que le gustaría regalarle una
tarta con la forma de Doraemon, el gato cósmico de los dibujos japoneses. Glup,
pánico escénico, o mejor dicho reposteril, de nuevo. Y ¿cómo iba yo a hacer un
Doraemon?, el Bob Esponja, sí, lo había visto en varios sitios en Internet,
pero no había visto nada de Doraemon.
Busqué de
nuevo en la red, pero lo que veía no me satisfacía, y bueno reto lanzado y
recogido. Me puse a buscar dibujos con la figura de dicho personaje hasta que
encontré uno que me satisfizo.
El bizcocho
fue un Madeira S.C., con relleno de Swiss meringue de sabor nutella y una capa
de ganaché de chocolate.
A todos los
que asistieron al cumpleaños les encantó tanto la forma como el sabor, y Puri
ya me ha dicho que para la comunión de su hijo quiere que le haga su tarta,
pero esta vez mayor.
Pero de
momento,
¡¡Feliz
cumpleaños,Carlos!!
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