Mi catadora
oficial de fondant, se va haciendo ya una mujercita, y ha cumplido en agosto
sus 13 locos años. Esta vez le ha tocado celebrarlo con su madre, así que le
había prometido para cuando nos
volviéramos a encontrar, una tarta, y cómo no, la temática va a ser de perros,
que le vuelven loca.
Tenía pensado
modelarle un perrillo, para ponerlo encima de la tarta, y que como buena
catadora de fondant, sabía que se lo comería ella sola.
Cuando modelo
el perro y lo veo, no podía evitar verle el parecido con un dictador histórico,
por aquello de la mancha que tiene en la cabeza y que parece un tupé, así que
lo bautizamos con el nombre de Hitlerin por la cara de loco que tiene, además
del parecido.
Mi hija me
pidió que la tarta fuera de plátano y chocolate, así que por qué no hacer un Red
Velvet y un Banana Loaf, combinados con la crema de queso.
Salió una
tarta de 18 cms. de altura, que por ser la primera con la que trataba en esta
altura, me costó la propia vida cubrirla con el ganaché. Además para cubrirla
de fondant me las vi y me las deseé.
La pena es que
con tanto jaleo se me olvidó hacer una foto del corte de la tarta, pero bueno,
siempre hay una segunda vez! En esta ocasión, la estrella era Hitlerin.
La parte del
Red Velvet, estaba deliciosa, pero el Banana Loaf he de admitir que al llevar
plátano natural estaba como basto, o sea quizás para hacer un bizcocho en plan
de comer un domingo por la tarde, no digo que no esté bien, pero al combinarlo
con otro bizcocho, y en este caso más fino, sale perdiendo. Quizás la próxima
vez en lugar de usar plátano natural, utilizaré aroma, ya que cuando lo he
comentado con varias personas todas han coincidido en que esta fruta es un poco
difícil de tratar.
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